Las Várices – Las venas y arterias son las encargadas de transportar la sangre de nuestro cuerpo, desde el corazón a todo el cuerpo, y en dos direcciones: desde el órgano hacia las diferentes partes del organismo (arterias), y a la inversa (venas).

El término insuficiencia venosa crónica, también es conocido como várices o venas varicosas. Las várices son venas hinchadas debido a una acumulación anormal de sangre.

¿Cómo es posible esta acumulación? Esta acumulación es un resultado de la debilidad en las paredes y válvulas de las venas superficiales. 

Esta afectación de las venas, principalmente de las extremidades inferiores, provoca que estas se dilaten, aumentando así su diámetro. Como resultado, estas venas se hacen tortuosas, siendo visibles a través de la piel. Al mismo tiempo, esta dilatación provoca que la sangre se acumule fácilmente cuando una persona permanece de pie durante mucho tiempo.

Cuando las venas pierden elasticidad, se dilatan y, como consecuencia, la sangre, atraída por la fuerza de la gravedad, se acumula en las piernas, produciendo insuficiencia venosa crónica, y en muchas ocasiones su manifestación en forma de várices.

Las venas varicosas son, en términos genéricos, venas agrandadas. Cualquier vena cercana de la superficie de la piel (superficial) puede volverse varicosa.

Entre las posibles causas del surgimiento de las várices, existe también el factor hereditario y en esta aparición de las várices influye principalmente el componente genético; aunque la obesidad, el sedentarismo y el embarazo también favorecen su desarrollo.

Además de las posibles causas antes mencionadas, existe también la teoría de los shunts arteriovenosos. Un shunt arteriovenoso es una comunicación anómala entre una vena y una arteria. Así, al existir esta comunicación la presión aumentará mucho en el sistema venoso, dilatándolo y dando origen a las várices.